El lenguaje claro en 7 pasos

Nos ponemos en tus zapatos.
Planteas tu situación de partida: tus mensajes, tu inquietud y si quieres conseguir que las personas entiendan o solucionen algo con rapidez y sencillez gracias a tu información.

Nos ponemos en la piel del audiencia.
Hacemos un diagnóstico inicial para identificar a la audiencia (general o experta) y las barreras para la comprensión. Analizamos y cuestionamos absolutamente todo; lo reinterpretamos para que esté al servicio de la claridad, la eficacia y la transparencia.

Nos ponemos las gafas de expertos.
Los resultados del diagnóstico guían la estrategia en la que tendremos en cuenta tu perfil, quién es tu público, qué queremos conseguir, por qué medios se difundirá el mensaje y en qué formato. Presentamos un informe donde te indicamos cómo debe ser tu comunicación y qué debe contener.

Nos ponemos la bata y la lupa.
Determinamos con minuciosidad la información mínima necesaria (menos es más) que debemos incluir para que los mensajes sean comprensibles con una sola lectura. Elegimos las palabras y su posición. En el caso de lenguajes técnicos y disciplinas complejas, trabajamos mano a mano con especialistas en la materia.

Nos ponemos con los planos.
Comunicar no solo es escribir. Por ello, definimos y trazamos una arquitectura de la información sencilla y funcional. Pensamos y proyectamos los documentos desde su perspectiva de comunicación escrita y visual siguiendo la mejor ruta.

Nos ponemos manos a la obra.
Pensamos y representamos la información aprobada según varias herramientas para que el mensaje sea riguroso y conforme a tu público. Los clientes, usuarios y ciudadanos siempre son lo más importante para comunicar con efectividad y por eso adecuamos el contenido y el formato a ellos.

Nos ponemos meticulosos.
Integramos todos los elementos en el documento final (digital o impreso) o en la interfaz. Escribimos, estructuramos y revisamos para comunicar tus instrucciones o tu conocimiento de forma precisa.